< Salmos 62 >
1 Solo en ʼElohim se aquieta mi alma. De Él viene mi salvación.
Alma mía, pon toda tu fe en Dios; porque de él viene mi salvación.
2 Solo Él es mi Roca, mi Salvación, mi Refugio. No seré grandemente sacudido.
Él solo es mi Roca y mi salvación; él es mi torre alta; Nada me moverá.
3 ¿Hasta cuándo atacarán a un hombre todos juntos para matarlo, Para derribarlo como a un muro desplomado o a una cerca insegura?
¿Cuánto tiempo seguirás diseñando el mal contra un hombre? corriendo contra él contra una pared rota, que está a punto de caerse?
4 Solo consultan para derribarlo de su alta posición. Se deleitan en la falsedad. Bendicen con su boca, Pero maldicen en su interior. (Selah)
Su único pensamiento es bajarlo de su lugar de honor; su deleite está en el engaño: la bendición está en sus bocas, pero maldicen en sus corazones. (Selah)
5 Solo en ʼElohim cálmate, alma mía, Porque de Él viene mi esperanza.
Alma mía, pon toda tu fe en Dios; porque de él viene mi esperanza.
6 Solo Él es mi Roca, mi Salvación, mi alto Refugio. No seré sacudido.
Él solo es mi Roca y mi salvación; él es mi torre alta; nada me moverá.
7 En ʼElohim está mi salvación y mi gloria. La Roca de mi fortaleza, Mi Refugio está en ʼElohim.
En Dios está mi salvación y mi gloria; la Roca de mi fortaleza, y mi lugar seguro.
8 Oh pueblo, confíen en Él en todo tiempo. Derramen su corazón ante Él. ʼElohim es nuestro Refugio. (Selah)
Ten fe en él en todo momento, tu gente; deja que tus corazones se derramen ante él: Dios es nuestro lugar seguro. (Selah)
9 Los hombres de bajo grado son solo vanidad. Y los hombres de alto rango son una mentira. Puestos en balanza suben, Juntos son más livianos que un soplo.
Verdaderamente los hombres de bajo nacimiento no son nada, y los hombres de alta posición no son lo que parecen; si se juntan en la balanza, son menos que un soplo.
10 No confíen en la opresión, Ni se envanezcan en el robo. Si se aumentan las riquezas, No fijen el corazón en ellas.
No tengas fe en las recompensas de la maldad ni en las ganancias hechas erróneamente: si tu riqueza aumenta, no pongas tus esperanzas en ella.
11 Una vez habló ʼElohim. Dos veces oí esto: Que el poder es de ʼElohim.
Una vez habló Dios, dos veces llegó a mis oídos esto: Que de Dios es él poder,
12 La misericordia es tuya, oh ʼAdonay, Porque Tú pagas a cada uno según su obra.
Y la misericordia, Señor, es tuya, porque le das a cada hombre la recompensa de su trabajo.