< Salmos 30 >
1 Te exalto oh Yavé, porque me levantaste, Y no dejaste que mis enemigos se alegraran de mí.
Ensalzarte he, o! Jehová, porque me has ensalzado: y no hiciste alegrar a mis enemigos de mí.
2 ¡Oh Yavé, mi ʼElohim! Clamé a Ti, y me sanaste.
Jehová, Dios mío, clamé a ti, y me sanaste.
3 ¡Oh Yavé, sacaste mi vida del Seol, De entre los que bajan a la tumba me mantuviste vivo! (Sheol )
Jehová, hiciste subir del sepulcro mi alma: dísteme vida de mi descendimiento a la sepultura. (Sheol )
4 Canten salmos a Yavé, ustedes sus santos, Y celebren la memoria de su santidad.
Cantád a Jehová sus misericordiosos: y celebrad la memoria de su santidad.
5 Por un momento es su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche dura el llanto, Pero al amanecer viene la alegría.
Porque un momento hay en su furor, mas vida en su voluntad: a la tarde reposará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.
6 En mi prosperidad me decía: No seré conmovido jamás,
Y yo dije en mi quietud: No resbalaré jamás.
7 Porque con tu favor, oh Yavé, Me afirmaste como fuerte montaña. Escondiste tu rostro, fui turbado.
Porque tú, Jehová, por tu benevolencia asentaste mi monte con fortaleza: mas escondiste tu rostro, y yo fui conturbado.
8 A Ti clamé, oh Yavé. A Yavé dirigí mi súplica.
A ti, o! Jehová, llamaré: y al Señor suplicaré.
9 ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando baje a la tumba? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descendiere al hoyo? ¿Loarte ha el polvo? ¿anunciará tu verdad?
10 Escucha, oh Yavé, y ten compasión de mí. ¡Oh Yavé, sé mi Ayudador!
Oye, o! Jehová, y ten misericordia de mí: Jehová, sé mi ayudador.
11 Cambiaste mi lamento en danza, Desataste mi tela áspera y me vestiste de alegría.
Tú tornaste mi endecha en baile: desataste mi saco, y ceñísteme de alegría.
12 Por tanto, a Ti cantaré, Gloria mía, y no estaré callado. ¡Oh Yavé, mi ʼElohim, te daré gracias para siempre!
Por tanto a ti canté gloria, y no callé: Jehová Dios mío, para siempre te alabaré.