< San Mateo 16 >
1 Entonces algunos escribas y fariseos de Jerusalén se acercaron a Jesús para tentarlo. Le pidieron que les mostrara una señal del cielo.
Los fariseos y los Saduceos vinieron para probar a Jesús, exigiéndole que les mostrara una señal del cielo.
Jesús les dijo: “Por la noche, ustedes dicen, ‘mañana habrá buen tiempo, porque el cielo se ve rojo,’
pero por la mañana dicen: ‘habrá mal tiempo hoy, porque el cielo está rojo y nublado’. ¡Ustedes saben predecir el clima por cómo se ve el cielo, pero no son capaces de reconocer las señales de los tiempos!
4 Esta generación perversa y adúltera demanda una señal milagrosa, pero no le será dada otra señal que la señal de Jonás. Después los dejó y salió.
La gente mala que no confía en Dios es la que espera una señal milagrosa, y a esas personas no se les dará ninguna señal excepto la señal de Jonás”. Y entonces se fue de allí.
5 Los discípulos llegaron a la otra orilla. Olvidaron llevar pan.
Cuando iban hacia el otro lado del lago, los discípulos olvidaron llevar pan.
6 Jesús les dijo: Estén atentos y guárdense de la levadura de los fariseos y saduceos.
“Cuídense de la levadura de los fariseos y los Saduceos”, les dijo Jesús.
7 Entonces razonaban entre ellos: [Dice esto ]porque no trajimos pan.
Los discípulos comenzaron a discutir entre ellos. “Está diciendo eso porque no trajimos pan”, concluyeron.
8 Al saberlo, Jesús les preguntó: Oh faltos de fe, ¿por qué piensan ustedes que no tienen pan?
Pero Jesús sabía lo que ellos estaban diciendo y les dijo: “¡Ustedes confían muy poco en mi! ¿Por qué están discutiendo entre ustedes por no tener pan?
9 ¿Aún no entienden? ¿No recuerdan los cinco panes de los 5.000, y cuántos cestos recogieron?
¿Acaso aún no lo han entendido? ¿No recuerdan los cinco panes que alimentaron cinco mil personas? ¿Cuántas canastas sobraron?
10 ¿Ni los siete panes de los 4.000, y cuántas canastas recogieron?
¿Y qué hay de los siete panes que alimentaron a los cuatro mil? ¿Cuántas canastas sobraron?
11 ¿No entienden que no les hablo de pan, sino de guardarse de la levadura de los fariseos y saduceos?
¿No se han dado cuenta aún de que yo no hablaba sobre el pan? ¡Cuídense de la levadura de los fariseos y los Saduceos!”
12 Entonces entendieron que no les dijo guardarse de la levadura del pan, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.
Entonces se dieron cuenta de que él no les estaba advirtiendo sobre levadura de pan, sino sobre las enseñanzas de los fariseos y los Saduceos.
13 Después de llegar Jesús a los alrededores de Cesarea de Filipo, preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús le preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”
14 Ellos contestaron: Unos, Juan el Bautista, otros Elías, y otros Jeremías o alguno de los profetas.
“Algunos dicen que Juan el Bautista, otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o uno de los otros profetas”, respondieron ellos.
15 Les preguntó: Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?
“¿Y ustedes?” preguntó él. “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”
16 Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
“Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente”, respondió Simón Pedro.
17 Jesús respondió: Inmensamente feliz eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre celestial.
“Verdaderamente eres bendito, Simón hijo de Juan”, le dijo Jesús. “Porque esto no te fue revelado por carne ni sangre humana, sino por mi Padre que está en el cielo.
18 Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y [las] puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Hadēs )
También te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y los poderes de la muerte no la destruirán. (Hadēs )
19 Te daré las llaves del reino celestial, y todo lo que prohíbas en la tierra ya fue prohibido en el cielo, y todo lo que permitas en la tierra ya fue permitido en el cielo.
Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que prohíbas en la tierra, será prohibido en los cielos; y todo lo que permitas en la tierra, será permitido en los cielos”.
20 Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él es el Cristo.
Entonces le advirtió a sus discípulos de no decirle a nadie que él era el Mesías.
21 Desde entonces Jesús comenzó a decir a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y morir y ser resucitado al tercer día.
A partir de entonces Jesús comenzó a explicarle a sus discípulos que él tendría que ir a Jerusalén, y que sufriría terriblemente en manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros religiosos, y que lo matarían, pero que él se levantaría otra vez al tercer día.
22 Pero Pedro lo tomó aparte y comenzó a reprenderlo: ¡Dios tenga compasión de Ti, Señor! De ningún modo te suceda esto.
Pedro llevó a Jesús con él aparte y comenzó a decirle que no era bueno que hablara así. “¡Dios no permita, Señor, que algo así llegue a ocurrirte!” le dijo.
23 Entonces Él dio la vuelta y le dijo a Pedro: ¡Colócate detrás de Mí, Satanás! Me eres tropiezo, pues no piensas lo de Dios, sino lo de los hombres.
Jesús se volvió hacia Pedro y le dijo: “¡Aléjate de mi, Satanás! ¡Eres una trampa para hacerme tropezar, porque estás pensando humanamente, y no como Dios piensa!”
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Entonces Jesús le dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.
25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, y el que pierda la vida por mi causa, la ganará.
26 Pues, ¿qué aprovechará el hombre si gana todo el mundo y pierde su vida? O ¿qué dará el hombre a cambio de su alma?
¿Qué beneficio tiene ganar el mundo entero y perder la vida? ¿Qué darán ustedes a cambio de su vida?
27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según sus obras.
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, junto con sus ángeles. Entonces le dará a cada uno lo que merece conforme a lo que haya hecho.
28 En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí, ¡que de ningún modo prueben muerte hasta que vean que el Hijo del Hombre viene en su reino!
Les digo la verdad: hay algunos aquí que no morirán antes de que vean al Hijo del hombre venir en su reino”.