< Romanos 11 >
1 Pero entonces pregunto: “¿Acaso Dios ha rechazado a su pueblo?” ¡Por supuesto que no! Yo mismo soy israelita, de la tribu de Benjamín.
2 Dios no ha rechazado a su pueblo escogido. ¿Acaso no recuerdan lo que dice la Escritura acerca de Elías? Cómo se quejó de Israel ante Dios, diciendo:
3 “Señor, han matado a tus profetas y han destruido tus altares. ¡Soy el único que queda y también están tratando de matarme!”
4 ¿Cómo le respondió Dios? “Aun me quedan siete mil personas que no han adorado a Baal”.
5 Hoy sucede exactamente lo mismo: aún quedan algunas personas fieles, escogidas por la gracia de Dios.
6 Y como es por medio de la gracia, entonces claramente no se basa en lo que la gente hace, ¡de otro modo no sería gracia!
7 ¿Qué concluiremos, entonces? Que el pueblo de Israel no logró aquello por lo que estaba luchando. Solo los escogidos, mientras que el resto endureció su corazón.
8 Como dice la Escritura: “Dios opacó sus mentes para que sus ojos no pudieran ver y sus oídos no pudieran oír, hasta el día de hoy”.
9 David agrega: “Que sus fiestas se conviertan en una trampa para ellos, una red que los atrape, una tentación que traiga castigo.
10 Que sus ojos se vuelvan ciegos para que no puedan ver, y que sus espaldas siempre estén dobladas de abatimiento”.
11 Ahora, ¿estoy diciendo que ellos tropezaron y fracasaron por completo? ¡Por supuesto que no! Pero como resultado de sus errores, la salvación llegó a otras naciones, para “hacerlos sentir celos”.
12 Ahora pues, si su fracaso beneficia al mundo, y su pérdida es de beneficio para los extranjeros, ¡cuánto más benéfico sería si ellos lograran lo que debían llegar a ser!
13 Ahora déjenme hablarles a ustedes, extranjeros. En tanto que soy un misionero para los extranjeros, promuevo lo que hago
14 para que de alguna manera pueda despertar celo en mi pueblo y salvar a algunos de ellos.
15 Si el resultado del rechazo de Dios hacia ellos es la reconciliación del mundo con Dios, ¡entonces el resultado de la aceptación de Dios hacia ellos sería como si los muertos volvieran a vivir!
16 Si la primera parte de la masa del pan es santa, también lo es todo el resto; si las raíces de un árbol son santas, entonces también lo son las ramas.
17 Ahora, si algunas de las ramas han sido arrancadas, y tú—un brote silvestre de olivo—has sido injertado, y has compartido con las demás ramas el beneficio de las raíces del árbol de olivo,
18 entonces no debes menospreciar a las demás ramas. Si te sientes tentado a jactarte, recuerda que no eres tu quien sustenta a las raíces, sino que las raíces te sustentan a ti.
19 Podrías presumir, diciendo: “Las ramas fueron cortadas, por ello pueden injertarme a mí”.
20 Todo eso estaría bien, pero estas ramas fueron cortadas por su falta de fe en Dios, y tú sigues allí por tu fe en él. De modo que no te tengas en un alto concepto, sino sé respetuoso,
21 porque si Dios no perdonó a las ramas que originalmente estaban allí, a ti tampoco te perdonará.
22 De modo que debes reconocer la bondad y también la dureza de Dios, pues fue duro con los caídos, pero es bondadoso contigo siempre que confíes en su bondad, de lo contrario también serías cortado.
23 Si estas ramas no se niegan más a confiar en Dios, podrán ser injertadas también, porque Dios puede injertarlas nuevamente.
24 Si tú pudiste ser cortado de un árbol de olivo, y luego injertado de manera artificial en un árbol de olivo cultivado, cuánto más fácilmente podrán ser injertadas nuevamente, de manera natural, las ramas de su propio árbol.
25 Hermanos y hermanas, no quiero que pasen por alto esta verdad que estaba oculta anteriormente, pues de lo contrario podrían volverse arrogantes. El pueblo de Israel en parte se ha vuelto terco, hasta que se complete la venida de los extranjeros.
26 Así es como Israel se salvará. Como dice la Escritura: “El Salvador vendrá de Sión, y él hará volver a Jacob de su rebeldía contra Dios.
27 Mi promesa para ellos es que borraré sus pecados”.
28 Aunque ellos son enemigos de la buena noticia, —y esto los beneficia a ustedes—aún son el pueblo escogido y amado por causa de sus ancestros.
29 Los dones de Dios y su llamado no pueden retirarse.
30 En un tiempo ustedes desobedecieron a Dios, pero ahora Dios les ha mostrado misericordia como resultado de la desobediencia de ellos.
31 De la misma manera que ellos ahora son desobedientes como lo eran ustedes, a ellos también se les mostrará misericordia como la que ustedes recibieron.
32 Porque Dios trató a todos como prisioneros por causa de su desobediencia, a fin de poder ser misericordioso con todos. (eleēsē )
33 ¡Oh cuán profundas son las riquezas, la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Cuán increíbles son sus decisiones, y cuán extraordinarios son sus métodos!
34 ¿Quién puede conocer los pensamientos de Dios? ¿Quién puede darle consejo?
35 ¿Quién le ha dado alguna vez a Dios algo que luego él tuviera la obligación de pagárselo?
36 Todo proviene de él, todo existe por medio de él, y todo es para él. ¡Gloria a Dios para siempre, amén! (aiōn )