< תְהִלִּים 127 >

שִׁ֥יר הַֽמַּֽעֲלֹ֗ות לִשְׁלֹ֫מֹ֥ה אִם־יְהוָ֤ה ׀ לֹא־יִבְנֶ֬ה בַ֗יִת שָׁ֤וְא ׀ עָמְל֣וּ בֹונָ֣יו בֹּ֑ו אִם־יְהוָ֥ה לֹֽא־יִשְׁמָר־עִ֝֗יר שָׁ֤וְא ׀ שָׁקַ֬ד שֹׁומֵֽר׃ 1
Si el Señor no está ayudando a los constructores, entonces la construcción de una casa no sirve para nada: si el Señor no guarda la ciudad, el vigilante no vela por nada.
שָׁ֤וְא לָכֶ֨ם ׀ מַשְׁכִּ֪ימֵי ק֡וּם מְאַֽחֲרֵי־שֶׁ֗בֶת אֹ֭כְלֵי לֶ֣חֶם הָעֲצָבִ֑ים כֵּ֤ן יִתֵּ֖ן לִֽידִידֹ֣ו שֵׁנָֽא׃ 2
De nada sirve levantarte temprano y llegar tarde a tu descanso con el pan de la tristeza por tu comida; porque el Señor da a sus seres queridos en sueños.
הִנֵּ֤ה נַחֲלַ֣ת יְהוָ֣ה בָּנִ֑ים שָׂ֝כָ֗ר פְּרִ֣י הַבָּֽטֶן׃ 3
Mira, los hijos son una herencia del Señor; el fruto del cuerpo es su recompensa.
כְּחִצִּ֥ים בְּיַד־גִּבֹּ֑ור כֵּ֝֗ן בְּנֵ֣י הַנְּעוּרִֽים׃ 4
Como las flechas en la mano de un hombre de guerra, son los hijos de los jóvenes.
אַשְׁרֵ֤י הַגֶּ֗בֶר אֲשֶׁ֤ר מִלֵּ֥א אֶת־אַשְׁפָּתֹ֗ו מֵ֫הֶ֥ם לֹֽא־יֵבֹ֑שׁוּ כִּֽי־יְדַבְּר֖וּ אֶת־אֹויְבִ֣ים בַּשָּֽׁעַר׃ 5
Feliz es el hombre que tiene una buena reserva de ellos; no será avergonzado, pero su causa será apoyada por ellos contra sus enemigos.

< תְהִלִּים 127 >